Wednesday, December 23, 2009

El estornudo del Koala

- ¡¡Mamá, mamá!!...¡¡Veeeen!!

El grito retumbó en la oscuridad y despertó a todos los que dormíamos en la casa. Mi mujer y yo nos hicimos un poco los remolones, pero sabíamos que el grito se repetiría y que uno de los dos tendría que salir de la cama a atender a nuestra hija...

- Cariño, ¿puedes ir tú? Yo estoy muerta del viaje...- Me dijo con voz de dormida
- Claro... No te preocupes....Voy yo a ver qué quiere...- Dije mientras salía de la cama y me ponía las zapatillas y la bata. Era un batalla pérdida la que tenía esos días con mi mujer, al fin y al cabo si estábamos en un pueblo perdido de la mano de Dios en Asturias era por mi culpa. Normalmente pasábamos las fiestas navideñas en Oviedo con mis hermanos y todos dormíamos en la ciudad, incluso mis padres. Pero el año pasado mi madre falleció y este año mi padre estaba muy débil para salir de casa con el frío que hacía. Junto a ciertos problemas familiares de mis hermanos, todo había derivado en que mi mujer, mi hija y yo acabáramos pasando las vacaciones en la vieja casa de la familia, acompañando a mi padre.

Mientras caminaba por el pasillo el grito de mi hija se repitió. La piel se me erizó por el frío que emanaba del suelo de piedra y mientras se me ponía la carne de gallina me arrepentí de no haberme puesto los calcetines. Por otro lado, sentía cierta inquietud ante lo que me podría encontrar, normalmente de estos miedos nocturnos se encargaba mi mujer, yo me encargaba de tareas en las que había menos componente emocional, llevaba a mi hija al colegio, la traía, la daba de comer, me encargaba de los deberes...Pero en el campo emocional madre e hija tenían más confianza.

- ¿Qué pasa cariño?- Dije mientras abría la puerta y encendía la luz
- ¿Y mamá?- Me pregunto mi hija
- Mamá, está muy cansada por el viaje y me ha pedido que venga yo...-dije procurando que la duda no se notará en mi voz- ¿por qué gritas?- Dije mientras me sentaba en la cama de mi hija
- Hay bichos en la habitación- contestó mi hija
- ¿Y eso? Yo no veo ninguno- Dije mientras miraba hacia las esquinas del techo - ¿Quieres que mire debajo de la cama? - Después de un análisis concienciudo concluí - Tampoco hay mi niña...
- No se ven, pero hacen ruidos...

No pude evitar que me saliera una sonrisa. La casa de mis padres se había construido después de la Guerra Civil, en aquel entonces los materiales que se utilizaban eran los que había disponibles, nada que ver con los materiales de nuestra casa en Madrid y los ambientes asépticos de las ciudades modernas. En la casa de mis padres las vigas de madera “chascan” por la noche, los suelos crujen, las ventanas ululan y un largo listado de ruidos puntuales invaden el silencio nocturno. Recordé que de pequeño también me daban miedo esos ruidos nocturnos y una noche parecida a esta mi padre me contó una historia.

- Eso que oyes son los koalas de Tomasón - por aquel entonces mi peluche favorito era un koala que me había tocado en la feria del pueblov- ¿No te has fijado que a Tomasón le encantan los animales? No ves que está todo el día con las vacas, las gallinas, los conejos, los perrines y los gatucos...Pues su hija Martina, esa que viaja tanto, le trajo un día unos koalas de Australia - Me acuerdo que en aquel momento miraba a mi padre alucinado, ¿koalas en Asturias? - Lo que pasa es que los koalas tienen que estar subidos en los eucaliptos y no pueden estar en jaulas, por eso no los has visto en casa de Tomasón. Y como los jodios por la noche tienen frío, les hemos hecho Tomasón y yo un hueco en el desván del techo para que duerman. Si por la noche oyes ruido son los koalas, que entran y van a dormir - Justo en ese momento una viga crujió, y mi padre dijo - Mira eso es un koala que ha estornudado.

Durante muchos años “el estornudo del koala” fue uno de los mantras que más repetí para perder el miedo a los ruidos nocturnos. Con el paso del tiempo supe que si a Tomasón le gustaban los animales era porque era granjero y vivía de ellos, que la Martina lo más lejos que había ido era a una fábrica de neumáticos en Birmingham, que un koala en Asturias hubiera durado dos días en invierno y que ciertas mentiras cuanto más imposibles son menos dudas despiertan. Me acordé de mi padre, suspiré y comencé a contarle a mi hija mientras imperceptiblemente cruzaba los dedos.

- ¿Sabes que por aquí cerca había una escuela de magia como Hogwarts...?



Otros estornudos de Koala en:
- Belen
- Simpulso
- Mariano Zurdo

14 comments:

una más... said...

He leído las 4 versiones del Estornudo del Koala, permíteme que desde aquí les diga a los demás que igual que la tuya, me encantaron, cada uno en un estilo diferente pero con el mismo ritmo de lectura, ese que atrapa..
De todas formas, pienso que la historia que de verdad me gustaría saber es la que os llevó a esto..
Felices Fiestas Mr.Blue.
Un abrazo!

Anonymous said...

jaja que historia mas original la del koala!!

Un besote y feliz navidad!! ;-)

Anonymous said...

Tener hijos es un gran ejercicio de imaginación.
Besos!

Mr Blueberry said...

Una más, después de unas cervezas alguien decidió que había que hacer un post con esa frase...´

Una bonita manera de escribir...

Un saludo y Felices Fiestas para ti también.

Damian said...

las casas antiguas son asi.
linda la historia de los Koalas, viste que tu papi era un genio XD
q te quito casi el miedo a esos ruidos

feliz navidad

Belén said...

Jeeee te linko, te linko!!!!

Besicos y salud!

Miguelo said...

vaya hostoria mas original y curiosa jejeje

Feliz Navidaaaaaaad!

Christian Ingebrethsen said...

Curiosa historia, me ha encantado. Y más cuando lo habitual es que sus padres le den codeína a sus hijos para que duerman de un tirón y no molesten.

Abrazote!!

Anonymous said...

¡¡¡Felices fiestas, Mr Blueberry!!!

Sureña said...

Ayy qué dulce ;)
Me ha encantado, así que ahora me voy a leer a la Belencica :)

Besos navideños.

Lucía said...

Es bonito eso de inventarse historietas para que los niños no tengan miedo.
Qué buena idea esa de escribir distintas personas un texto que tenga la misma frase, y es una frase complicada, eh, jeje.

¡Feliz Navidad!

Thiago said...

jaja Bueno, me ha encantado tu adaptación de la explicación... ¡lástima que no la sigas, jaja , a ver por dónde sales!.

Y muy graciosa la idea de las cuatro narraciones partiendo de esa idea, ya echaba de menos este tipo de colaboraciones o ocmpeticiones...

Bezos.

Alhy said...

Me descubro ante esta historia cuatriversionada y ya estoy pensanding como convencer a alguno de mis friends. Me ha encantado la idea de inventar historias distintas a partir de una frase. El problem es convencerles. Ais...

Creo que una casa de pueblo sin ruidos nocturnos, no es una casa. La de mi abuela, en Salamanca, también me daba mucho respeto de peque. Lo curioso, es que no imaginaba monsters acechándome, sino los fantasmas de familiares muertos que pululaban descaradamente. Y es que de la parte mas vieja de la casa (hay 4 en una, se podría decir) debe datar del cretácico superior, aproximadamente...

Ahora te contesto a tu explanation en el post original, para no enrollarme ladrillilmente en este ;)

Happy last 2009 days ***

JOAKO said...

OPA voy a hase un corrá...caguen diez pensé que conocía la historia...muy buena.